Música para aliviar el alma
A muchos, por no decir todos los colombianos, el nombre de James Victoria Cano no les debe decir absolutamente nada, pero cuando hacemos referencia al nombre de Jimmy Contreras, uno de los mayores talentos del bolero, salsa y cumbia, que vio nacer el soleado municipio de Cartago (Valle del Cauca) en el año de 1940, la situación cambia. Muchos recuerdan títulos como: “Te miro y suspiro”, “Viajera” (su primera canción grabada en 1962), “De qué manera te olvido”, “Trasnochadora y Morena” y podríamos escribir muchísimas páginas más solo nombrando los títulos de sus casi 60 producciones musicales.
“Yo nací en Cartago en el seno de una familia muy normal. Mis padres, Luis Alfonso, de Cartago, y Carmen Emilia, pereirana, me brindaron una niñez feliz. Cuando ya tenía 6 años y estando en la escuela siempre se realizaba la hora cultural, unos salían a recitar poemas, otros a pintar y yo, gracias a la gran influencia de mi madre, salía a cantar, pero fue un talento natural, en mi casa no había artistas, y me volví casi que la voz obligada para todas las presentaciones en el colegio y me encantaba, porque iba a hacer lo que me gustaba y no estudiaba”, comenta Jimmy.
Transcurrían los años cincuenta cuando la emisora Ondas del Valle organizó un concurso musical que Jimmy ganó sin mayores inconvenientes. Allí su carrera comenzó a tomar un rumbo diferente, su magistral voz, sus talentos para componer y musicalizar lo convertirían años después en uno de los mayores cantautores del territorio nacional. Se salió de las clases del colegio y logró un cupo en el conservatorio para estudiar música (algo que no le gustó ni cinco a su papá), siendo el profesor Jesús María Valencia quien lo impulsó a salir adelante haciendo programas de radio en vivo y cantando con un grupo que conformaron en el barrio.
“Ad portas de los sesenta, me mandaron a llamar de la orquesta de Robert Tulio Lora y comenzamos a hacer gira por el Valle y el Gran Caldas de aquella época, éramos tres cantantes e incluso estuvimos con el pianista Bonifacio Bautista un gran músico nacional que le dio realce a la orquesta. Nos disparamos, pagaban poquito pero yo era feliz”.
Contreras ha grabado tangos en Argentina con la orquesta de Jorge Dragone y realizó producciones discográficas en 7 países: Chile, Estados Unidos, México, Guatemala, Ecuador, Perú y por supuesto Colombia, pero su afinidad siempre estuvo más inclinada hacia el bolero, por ello el calificativo del “Rey del Bolero”, aunque siempre ha sido muy versátil y con su partida a los países del Centroamérica incursionó con fuerza en los géneros tropicales como cumbias, porros, son cubano y salsa.
Estando en Barranquilla, durante una presentación en carnavales, alternando con una orquesta centroamericana, lo oyeron cantar y sin dudarlo le ofrecieron una gira con ellos por Salvador, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, Panamá y Honduras, de ahí se desprendió una aventura musical cuya propuesta inicial era de 6 meses y terminó extendiéndose durante 20 años.
“Sin duda los sesenta y setenta fue una de las épocas más hermosas de mi vida artística, alternando con orquestas y artistas de incontables partes del mundo. Centroamérica se convirtió en mi hogar y cantando cumbia subimos a la cúspide de la música tropical. Incluso muchas veces fuimos a Cuba y tuve la oportunidad de hacer gira con Celia Cruz, una mujer maravillosa, mágica y sencilla como ninguna. Recuerdo que me llamaba Colombia e incluso un día ella misma me presentó para el cierre de un concierto suyo, yo no lo podía creer, al lado de alguien que fue ícono mundial”.
Pasados los años y llenos de historias musicales tras su paso por Panamá, Jimmy aterrizó de nuevo en Colombia. Medellín fue su destino inicial, para despejarse de todo lo vivido en el exterior. Estando en la capital antioqueña, Sonolux le ofreció trabajo, grabó un par de discos con ellos, pero finalmente no todo salió como lo esperaba y se fue a Codiscos donde también hizo excelentes producciones.
Dos matrimonios, cinco hijos
De su primer matrimonio con Fanny Duque, a quien conoció durante una parada para hacer la Hora Phillips en radio en Bogotá y le propuso matrimonio con tan solo un mes de novios (1968), tuvo cuatro hijos: Katherine, nacida en Ecuador; Jhon James, colombiano; Marlon David, hondureño, y Dennis Yulieth, oriunda de los Estados Unidos. Su esposa se convirtió en su gran compañera de viaje y su familia le dio todo un nuevo impulso para continuar con su exitosa carrera musical.
Lamentablemente, Fanny falleció y Jimmy le tocó terminar de criar a sus hijos. Entre giras, teteros y cuadernos transcurrieron 17 años más. Inclusive, Marlon David cuenta jocosamente que es el único de todos los hijos que puede sacar pecho, porque hizo un año escolar en cinco países diferentes.
Poco después de cinco lustros, durante un viaje a Cuba, conoció a su segunda esposa, María Patricia, quien estaba en la Isla de paseo. Desde luego, su voz la dejó fulminada al instante y todo se concretó de mejor manera en un festival realizado en Santa Fe de Antioquia una semana después. De allí nació su hijo José Luis, quien hoy por hoy ya tiene 18 años.
Un antes, un después
A pesar de todos los galardones ganados, los países conocidos y los aplausos recogidos Colombia siempre fue el gran anhelo de Jimmy. Con su familia volvió al país para vivir en Dosquebradas (Risaralda), pero ya sus hijos grandes tomaron otros rumbos. Lamentablemente el conflicto armado que no distinguió raza, sexo, ni condición social, un día de 2004 también tocó las puertas de su hogar.
“Yo sufrí un gran golpe, un golpe que jamás podré olvidar y fue el secuestro y desaparición forzada de mi hijo Jhon James. Él era muy hábil para los negocios. Se encontraba en Antioquia en sus días de descanso y, terminando una jornada de parapentismo, unos hombres encapuchados y armados se lo llevaron junto con dos amigos más montaña adentro. Jamás volvimos a saber de él, lo queríamos demasiado era muy especial con todos, muy detallista y atento”.
Gracias a la promulgación de la Ley 1448 de 2011, durante el Gobierno de Juan Manuel Santos Calderón y la posterior creación de la Unidad para las Víctimas, Jimmy conoció de la posibilidad que tenía de denunciar la desaparición de su hijo y reivindicar sus derechos vulnerados por culpa de la guerra, como ciudadano colombiano.
“Yo la verdad después de eso y un secuestro que tuve en Pereira un año después quedé muy mal económicamente y no quería saber nada de Colombia. Me quería ir al instante del país. No sabía nada del tema de las víctimas hasta que conocí de la Unidad. Asistí, allí me trataron muy bien, hice la declaración y como ya soy un hombre mayor de 70 años pude gozar de los beneficios que me ofrecieron, seguí la ruta integral de reparación y recibí una indemnización que gracias a Dios me sirvió para ajustar para pagar la casa en la cual vivo hoy por hoy”.
Contreras cree en el Estado gracias a todo el apoyo que le brindó la Unidad para las Víctimas en el caso de su hijo y destaca la labor que ha venido realizándose con muchos otros colombianos en nuestro país: “Lo de mi hijo es una herida que nunca se va a superar, pero uno debe tener paciencia, tener fe en Dios y esperar que le llegue la ayuda del Gobierno y el medio actual y factible que existe para ello es la Unidad para las Víctimas. Yo les digo a las víctimas que tengan calma que en cualquier momento llega la ayuda y se ha demostrado con todo lo que han entregado y las tierras que se han devuelto, con enojarse y pelear realmente no ganamos nada”.
Y concluye: “La paz es la paz y cómo no va a ser mejor vivir en medio de esta tranquilidad, que en medio de un conflicto en el cual uno no sabe en qué momento una bomba o una bala lo puede matar, hay que darle tiempo al tiempo, llevábamos 60 años de guerra y 2 años de paz, hay que tener paciencia y no politizar este momento que vive el país”.
Para el maestro, la música ha sido ese vehículo con el cual alivia su alma y por eso la recomienda a todos los colombianos, es un arte por medio del cual se puede llevar un mensaje de esperanza al pueblo, e incluso vislumbra una canción en homenaje a los sobrevivientes de este conflicto armado que por muchos años azotó al país.
Escrita por: Edwin Herrera Bartolo.