Vitamina D, una aliada necesaria en días de confinamiento

El sol es la recomendación de los especialista para suplir el déficit de vitamina D en cuarentena.

 

La exposición solar directa en rostro y antebrazos es vital para garantizar la producción de vitamina D en el cuerpo.

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Una extensa cuarentena ha reducido la exposición habitual de las personas a la luz solar. Tomar sol de manera periódica y una dieta enriquecida son esenciales para compensar el déficit de vitamina D.

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Además de la situación de confinamiento prolongada que provoca la disminución de la vitamina D en las personas por la ausencia de exposición solar, Colombia es, según el Consenso colombiano de expertos sobre vitamina D (2017), un país con demostrada alta prevalencia de hipovitaminosis D, es decir, con déficit de vitamina D prepandemia.

Esta situación hace aún más necesario acoger medidas eficientes para contrarrestar el déficit en la cuarentena, como la exposición a los rayos UV de la luz solar durante quince minutos al menos tres veces a la semana, la modificación de la dieta con alimentos ricos en vitamina D y, para casos especiales, la inclusión de suplementos dietarios que nivelen la presencia de esta hormona en el cuerpo. ¿Hormona? Sí.

De acuerdo con el médico internista y endocrinólogo Óscar Rosero Olarte, vocero de la Asociación Colombiana de Osteoporosis y Metabolismo Mineral (ACOMM), la vitamina D, “más que una vitamina, es una verdadera hormona”, pues se considera hormona a una sustancia “que se produce en un sitio y actúa a distancia” —el caso de la vitamina D—, mientras que una vitamina es una sustancia “no producida por el cuerpo que debe ser ingerida”.

La vitamina D se produce en la piel por la acción de la luz solar y de la temperatura sobre un lípido denominado 7-dehidrocolesterol. Durante la exposición del cuerpo a la luz ultravioleta del sol, se genera una reacción en la epidermis y dermis que transforma esta grasa en vitamina D.

Necesitamos vitamina D porque ella forma parte de las funciones vitales. El receptor de esta vitamina está en el cerebro, corazón, riñones, huesos, intestino y en el sistema inmunológico

En medio del confinamiento doméstico, la exposición solar disminuye y con ella la síntesis natural de esta vitamina. De acuerdo con los especialistas, el déficit se determina cuando una persona tiene en su cuerpo menos de 15 ng/ml (nanogramos por mililitros) de vitamina D; en contraste con una persona con niveles estables, cercanos a los 30 ng/ml.

“Nuestro cuerpo necesita vitamina D porque ella forma parte de las funciones vitales. El receptor de esta vitamina se encuentra en todo el organismo: cerebro, corazón, riñones, huesos, intestino, sistema inmunológico. Es una vitamina muy importante para que todo funcione de la forma correcta”, subraya al respecto Rosero.

 

Los baños de sol

La principal recomendación para recargar vitamina D en tiempos de confinamiento es retomar la exposición solar que antes era espontánea y hacerla de manera programada. Desde luego, no es necesario ir a la playa o a un espacio abierto para hacerlo, abrir una ventana o salir a un balcón o terraza es suficiente para tomar al menos quince minutos de sol en rostro y antebrazos, dos o tres veces por semana. Esta sencilla rutina puede ser suficiente para mantener los niveles de vitamina D en un rango de seguridad en la población menor de 50 años.

Según la recomendación del Consenso colombiano de expertos sobre vitamina D, esta exposición solar debe hacerse entre las diez de la mañana y las tres de la tarde, pues son las horas en que los ángulos de la luz solar favorecen más la síntesis de vitamina D. También es fundamental que la exposición sea directa, sin bloqueos de vidrios, pantallas solares, cremas humectantes o bases de maquillaje sobre la piel.

“No hay que temerle tanto al sol, a menos que tengamos riesgo de cáncer de piel, alguna condición dermatológica diagnosticada o que nuestro dermatólogo nos haya prohibido expresamente la exposición solar”, precisa Rosero, y reitera que basta con solo quince minutos de contacto con el sol.

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De otro lado, la ingesta de alimentos ricos en vitamina D, como el salmón, huevos y leches fortificadas, representa una fuente moderada de esta para las personas menores de 50 años, aunque, según Rosero, este consumo vitamínico no es suficiente.

El salmón, por ejemplo, contiene una porción cercana a las 300 unidades internacionales (microgramos) de vitamina D, pero el consumo recomendado para una persona es al menos de 1.000 unidades diarias.

No hay que temerle tanto al sol, a menos que tengamos alguna condición dermatológica diagnosticada o que nuestro dermatólogo nos haya prohibido expresamente la exposición solar

Al factor del confinamiento se suma que las personas mayores de 50 años sintetizan menor cantidad de vitamina D. El envejecimiento hace que la piel pierda la eficiencia cutánea natural y descienda la síntesis de vitamina D. Una condición importante considerando que las medidas más estrictas de confinamiento y movilidad están dirigidas a los adultos mayores, lo que aumenta el riesgo de hipovitaminosis o niveles muy bajos en ellos.

“Se crea lo que se llama la tormenta perfecta: soy mayor, tengo comorbilidades: diabetes, obesidad, enfermedad cardiovascular; pero, además de todo, no me estoy exponiendo al sol, no estoy garantizando para mi sistema inmunológico un adecuado nivel de vitamina D”, apunta Rosero.

Como consecuencia de los bajos niveles de vitamina D, la población mayor de 50 años puede sufrir debilidad y dolor osteomuscular. Ante este panorama es recomendable integrar a la dieta, y a la toma de sol, suplementos que otorguen la carga natural faltante y que esta no sobrepase las 7.000 unidades internacionales a la semana.

“Dado que esta población necesita más exposición solar, difícilmente va a alcanzar en confinamiento el nivel adecuado para mantener normal su vitamina D y, quizá, necesite una suplementación”, dice Rosero.

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Escenarios de confusión y temor como el generado por la pandemia de covid-19 provocan excesos en el consumo de suplementos, especialmente cuando se trata de vitamina D. Una megadosis de esta vitamina también puede resultar problemática y desembocar en caídas y fracturas.

“Un remedio que queremos dar para mejorar el déficit metabólico de la vitamina D podría convertirse en un exceso de suplementación y generar una enfermedad que nos llevaría a un servicio de urgencias y, por supuesto, a mayor riesgo de contraer covid-19”, indica el especialista colombiano.

Aunque entre las personas pueda ser recurrente la idea de que los bombillos y luces interiores reemplazan la luz solar, este tipo de luz no tiene la longitud de onda necesaria para activar la producción de esta vitamina en el cuerpo. De hecho, el especialista de la ACOMM ha señalado que no existe evidencia suficiente de que las lámparas de bronceado puedan sustituir la luz solar para la síntesis de vitamina D.

Por eso, el sol es la recomendación universal de los especialistas para hacer de la vitamina D una aliada en tiempos de confinamiento global. REDACCIÓN DOMINGO.TOMADO DE ELTIEMPO