Este es el amor, amor el amor que me divierte, cuando estoy en la parranda no me acuerdo de la muerte… Es el estribillo de la mítica y legendaria canción de la juglaría del Caribe Colombiano, El Amor, Amor; son sinónimo de alegría y vida.
Y fueron precisamente esas dos palabras que se conjugaron en el corazón y la mente de Yarime Lobo, que dieron inicio al sueño de crear una galería de arte a cielo abierto; y ese cielo no podría ser otro que su cielo vallenato, y sus lienzos, serían las rusticas paredes de las viviendas vernáculas del famoso callejón de la Purrututú enclavado en el corazón de Valledupar.
Como buena caminante de la vida, aprendió a construir un camino fundamentado en la esencia, el conocimiento, la palabra y la amistad; pilares esenciales para conjugar y, producir y reproducir imaginarios que solo los visionarios logran pasar de la fantasía a la realidad. Fue precisamente una mañana de marzo en la borrascosa época de la pandemia del covid-19 que recibí una llamada de mi buena amiga Yarime para pedirme un favor de amigo y colega… “Te invito que te unas a un proyecto artístico que vamos a desarrollar en el callejón de la Purrututú del barrio Cañahuate”, sin más largo, nos pusimos una cita, y, ya no con el efusivo abrazo, por los protocolos de la pandemia, pero sí con el aprecio de siempre nos dimos un fuerte apretón de manos y me contó su sueño, y el favor no era otro para que le apoyara con unos materiales para completar un lienzo… uno materiales de construcción para terminar una pared que serviría más adelante para que el artista Jacobo Solano y ella plasmaran de mejor manera unas obra de arte. Fue así como terminamos varios amigos coincidiendo y atendiendo la invitación para el gran proyecto artístico, que a la final terminamos con el overol puesto y con brocha en mano contribuyendo a una obra de la que hoy nos enorgullece haber participado en ella.
Su proyecto que involucraba arte, arquitectura y literatura, lo tradujo además de una galería de arte, en un proyecto de acupuntura urbana y en un pasaje literario que involucra a personajes de nuestra cultura macondiana como García Márquez, Rafael Escalona y Leandro Díaz, entre otros, a través de obras de muralismo, para ello convocó al director de la casa de la cultura, artistas, amigos y a los vecinos de los callejones para enrutar lo que más adelante se convertiría en el proyecto cultural de mayor trascendencia en nuestra ciudad.
Es así como nace La Galería del Amor, Amor, una galería de arte a cielo abierto en el corazón de Valledupar, un proyecto que a punta de pincelazos transformó uno de los sectores tradicionales de la ciudad, el de las casitas de bahareque, el barrio donde vivió la Señora Encarnación Viña, que según narra la historia, todas las tardes salía y llamaba con una particular expresión a las palomas para alimentarlas… “Purrututú, purrututú”, nombre que por tradición adoptó el callejón del barrio Cañahuate donde habitaba la matrona Encarnación. Esta gran obra de la técnica de muralismo, que involucró un nutrido número de artistas y cientos de metros cuadrados de muros transformados en verdaderas obras de arte con temáticas urbanas, de la cultura vallenata y el paisajismo propio del caribe colombiano, cargado de historia, tradiciones y leyendas del mundo macondiano que con facilidad transporta a los visitantes por las diferentes rutas del Magdalena Grande por donde transitaron nuestros juglares. Proyecto artístico que además revitalizó un sector tradicional de la ciudad, el barrio de las casitas de bahareque y callejones adoquinados, de familias humildes y trabajadoras; mediante esta intervención de ciudad que transforma lugares invisibilizados y que promueve la regeneración espacial, conocida como acupuntura urbana.
A mediados del mes de abril y con la culminación del proyecto, la Galería del Amor Amor abrió sus puertas para recibir a los primeros visitantes, una nutrida delegación en cabezada por el Señor Alcalde de Valledupar, el Ministro de Cultura, los Congresistas del Departamento del Cesar, funcionarios públicos y periodistas para la inauguración de la obra artística más grande de la ciudad; recibiendo todos elogios por el logro alcanzado. Obra que en los días subsiguientes se convertiría en sitio de visita obligado, potenciando el turismo en la ciudad y logrando los mejores conceptos y opiniones de conocedores de arte urbano que con frecuencia acuden al sitio. El Callejón de la Purrututú se convirtió además en escenario para videos musicales, para entrevistas de programas televisivos, de pasarelas, en el mejor escenario para llevarse un buen recuerdo fotográfico, y mucho más, como lugar donde se desarrollan ferias culturales y de emprendimiento en la ciudad.
Finalmente, en palabras de Yarime, toda esta simbiosis de saberes populares que hicieron juntanza en el proyecto, se refleja en una obra musical del maestro Leandro Díaz titulada Dios no me deja, donde el maestro Leandro le hace un reclamo a Dios, descrita en una estrofa de la canción, que dice… Yo, que a la hora de nacer. Dios me ha negado un sentido. Sintió tristeza y después. Vino y cambió mi destino. Pero Dios en su infinita misericordia lo compensaría devolviéndole la visón a través de los ojos del alma, y el maestro en agradecimiento le responde… Eso que nace del alma. Arte, Respeto y Amor
Con sentimiento de aprecio
José Neguith Galindo