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Visibilizar al pueblo yukpa, crucial para integrarlo a las propuestas de construcción de paz territorial

Mediante el Auto 004 de 2009, la Corte Constitucional declaró a los yukpas como un pueblo en peligro de exterminación cultural o física por el conflicto armado interno, ya que ha sido víctima de graves violaciones a sus derechos fundamentales individuales y colectivos, así como del derecho internacional humanitario.

Annelise Barriga Ramírez | Periodista de Unimedios – Sede de La Paz
Los yukpas son poco conocidos por la mayor parte de la sociedad. Fuente: Marcela Chaves, docente de la UNAL Sede de La Paz.

Teniendo en cuenta que las construcciones de territorio del pueblo yukpa –que habita en la Serranía del Perijá, en el departamento del Cesar– son pobremente conocidas por la mayor parte de la sociedad, lo que ha llevado a que sean mal entendidos como pueblos “guerreros, violentos y conflictivos”, la docente de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede de La Paz, Judy Marcela Chaves, adelanta una investigación posdoctoral acerca de esta población.

El estudio aborda específicamente a los indígenas yukpa que habitan en el resguardo El Koso, Cinco Caminos y La Laguna, así como el asentamiento Kujtie, ubicados en el corregimiento de San José de Oriente, en el municipio de La Paz, y se da en el marco del programa del convenio entre el Centro de Estudios sobre el Desarrollo de la Universidad de Bonn (Alemania) y el Instituto de Estudios Ambientales de la UNAL Sede Bogotá.

La investigadora Judy Marcela afirma que las categorizaciones del pueblo yukpa han imposibilitado la comunicación con actores externos, por tanto existe un pobre entendimiento de ellos, lo que ha llevado incluso a su invisibilización por parte de la mayor parte de la población colombiana.

Esta confusión ha repercutido en el pobre entendimiento de los pueblos, en particular el yukpa, cuyos miembros consideran que han sido invisibilizados tanto por el Gobierno nacional como por las administraciones locales y departamentales.

“Usted ve cómo los pueblos hermanos de la Sierra Nevada (wiwa, kankuamo, kogui e iku) tienen espacios en todos lados con sus mochilas y pinturas. Nosotros no contamos con un espacio donde la gente pueda decir que acá viven los yukpas; muchas veces los ministros no saben ni quiénes somos”, manifestó Andrés Vence, cabildo gobernador yukpa del resguardo El Koso, Cinco Caminos y La Laguna.

Este estudio busca conocer las significaciones territoriales y los procesos organizativos de la comunidad yukpa, así como sus propuestas para la construcción de paz y cuidado de la vida. Fuente: Marcela Chaves, docente UNAL Sede de La Paz.

Cabe recordar que las décadas 1950 a 1970 se caracterizaron por el desplazamiento hacia el norte de Colombia de comunidades campesinas de Santander y Norte de Santander, dentro del periodo conocido como la Violencia. Estas personas se asentaron principalmente en la Serranía del Perijá por la similitud ambiental a su lugar de origen (cordillera Oriental), lo cual indujo nuevos arreglos territoriales y formas de habitar la Serranía, así como nuevos focos de conflicto que implicaron la reducción en la movilidad territorial en los yukpas.

La década de 1980 se caracterizó por el ingreso de grupos guerrilleros a la zona (FARC y ELN), y después, entrada la década de 1990, ingresan los paramilitares. Los actores armados ilegales hicieron presencia en la zona de forma activa hasta la firma de los acuerdos de paz con las Autodefensas Unidas de Colombia (2007) y con las FARC (2016). El ELN fue desplazado por las AUC durante el conflicto territorial, previo a la firma de los acuerdos.

Luego de una serie de entrevistas, la docente Chaves asegura que las condiciones particulares del pueblo yukpa, debido a los ciclos de violencia vividas desde su contacto con los “watiyas” (como denominan a los no indígenas), el confinamiento, así como a la presencia de actores armados en su territorio, llevaron a que fueran reconocidos en el marco del Auto 004 de 2009 de la Corte Constitucional.

“Así, fueron declarados como un pueblo en peligro de exterminación cultural o física por el conflicto armado interno y ha sido víctima de graves violaciones de sus derechos fundamentales individuales y colectivos, así como del derecho internacional humanitario, lo que ha repercutido en el desplazamiento forzado individual o colectivo de indígenas”, detalla el alto tribunal de justicia en el país.

En este contexto, “esta propuesta de investigación busca visibilizar la situación del pueblo yukpa y considerarlos como interlocutores válidos en las propuestas de construcción de paz territorial, que deben estar atravesadas por el entendimiento del territorio, el manejo ambiental, identificando las violencias vividas y las posibilidades de reconstrucción del tejido social”.

Tanto la docente Chávez, investigadora principal de este proyecto, como los estudiantes auxiliares Launa Beleño y Carolina Rodríguez, y de apoyo, Yolibeth Guevara y Britney Arias, vinculados a la iniciativa, forman parte del semillero de investigación “Geografía histórica, transición energética y paz territorial”, del programa de Geografía de la UNAL Sede de La Paz.

Grupo de investigadores junto con la comunidad yukpa. Fuente: Marcela Chaves, docente UNAL Sede de La Paz.

Contexto

Según los estudios bibliográficos de la investigadora, los yukpa son el único pueblo indígena perteneciente a la gran familia lingüística Caribe que ha sobrevivido con su lengua hasta hoy. Son habitantes “desde siempre” de la Serranía del Perijá y sus alrededores.

Su distribución ancestral comprendía desde el lago de Maracaibo, en Venezuela, hasta el río Cesar, en Colombia, y constituían un pueblo nómada que se movilizaba libremente en el territorio.

De acuerdo con la Organización Nacional Indígena de Colombia,ONIC, la familia yukpa es un grupo seminómada que nunca tuvo presencia directa sobre un territorio específico, sino que asimilaron que todo el territorio era propio tal como lo habían señalado sus ancestros, de tal forma que dentro de este realizan ciclos de rotaciones con el objeto de dejar descansar la tierra y realizar diversas actividades propias de su cultura.

Es decir que durante determinado tiempo viven y conviven en un territorio específico y delimitado, luego de esto abandonan esta zona por lapsos de tiempo que pueden ir de 1 a 10 años, dejando que la misma se regenere naturalmente y regresan nuevamente a la zona que habitaron para volver a realizar actividades de caza, pesca y recolección.

En 1935 se demarca la frontera entre Colombia y Venezuela

Este hecho implicó divisiones entre los grupos a lado y lado de la frontera. En el caso venezolano, las misiones capuchinas vuelven en 1945 (Misión Tukuko) para mediar entre enfrentamientos intra e intertribales y con forasteros, en especial, permitiendo que del lado venezolano los hacendados pararan sus incursiones violentas y el despojo territorial de los yukpas.

En 1961 se crea la reserva indígena yukpa en Venezuela. La llegada de la Misión implicó cambios culturales importantes como la evangelización, el vestido y una nueva relación con la tierra a través de una agricultura mediada por el uso de tecnologías como el machete y la siembra de nuevas semillas y tubérculos, así como las nuevas dietas que llegaron con la introducción de la sal.

Además, tanto del lado venezolano como del colombiano, el comienzo del siglo XX marcó la entrada de la explotación petrolera en la Hoya del Catatumbo, lo cual trajo nuevas violencias por el despojo territorial.

Las misiones intentaron constantemente evangelizar a los yukpas del lado colombiano, contactarlos y estudiarlos por antropólogos. con pocos frutos. La ONIC menciona que además de este lado la colonización del valle del río Cesar y la serranía del Perijá implicó olas de violencia desde la década de 1940, que repercutieron incluso en la puesta en marcha de guanbiadas o “cazas de indios” con el fin de generar terror y desplazamiento, práctica que existió hasta la década de 1970.

Los yukpas han sido víctimas del despojo del territorio ancestral por discriminación, sumado a diferentes episodios y determinaciones individuales y colectivas como la ocupación violenta por los terratenientes, los grandes proyectos de agroindustria y minería, hecho reconocido este año mediante la Sentencia T-375 de la Corte Constitucional.
La pérdida del territorio ancestral provocó el confinamiento del pueblo yukpa en las partes altas de la Serranía del Perijá, con pequeños resguardos constituidos por algunas fincas.
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