El próximo 27 de julio se conmemorará el Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, una enfermedad que, según Globocan afecta a cerca de 800.000 personas anualmente a nivel mundial, y que, al no identificarse a tiempo, puede reducir hasta en un 90% la tasa de supervivencia a cinco años1.
Colombia, julio de 2023. Existen algunos tipos de cáncer que al presentarse con más frecuencia, permiten tener un mayor conocimiento. Sin embargo, no es muy común escuchar del cáncer de cabeza y cuello, un tipo de tumor que puede iniciar en diferentes zonas de la cabeza y la garganta; por ejemplo, en los senos nasales, dentro o detrás de la nariz, en la boca, e incluso en las glándulas que producen saliva. Y es que a pesar de que no se encuentre entre los más comunes, esta clase de cáncer puede llegar a afectar en gran medida la calidad de vida de los pacientes debido a sus síntomas y secuelas.
“En algunas ocasiones es común la aparición de úlceras bucales por el consumo de algunos alimentos o cuando el sistema inmune se ve comprometido. Sin embargo, la aparición de llagas blancas o rojas ubicadas en las encías o en la lengua que no se curan fácilmente, sangrado y dolor inusual en la boca, o hay dificultades para pasar la comida e incluso respirar, se debe recurrir inmediatamente a un especialista, ya que ante estos hallazgos se debe descartar la presencia de este tipo de cáncer”, comenta el doctor Paul Gis, Gerente Médico de Oncología para el clúster de Colombia y Ecuador de Merck.
Otro de los síntomas que puede aparecer, es la sensación de obstrucción de la garganta con molestias o incluso dolor. Desde la cavidad nasal, el cáncer de cabeza y cuello puede generar bloqueo respiratorio, sangrado inusual, hinchazón alrededor de los ojos, dolor de cabeza o dolor en los dientes superiores.
“Dentro de los factores2 que aumenta la probabilidad de ser diagnosticado con este tipo de cáncer, están los antecedentes genéticos o también de inmunosupresión, pero sin duda hay dos escenarios que aumentan la preocupación. Por una parte, está el consumo de alcohol, tabaco y sus derivados, siendo estos los principales factores de riesgo, y por otra parte, nos encontramos con que el 70% de los casos de cáncer de la orofaringe se asocian al Virus del Papiloma Humano. Por esto, es imprescindible tomar acción para reducir las cifras que se reportan anualmente, y que pueden alcanzar los cerca de 800.000 pacientes, según Globocan, a nivel mundial”, menciona el Dr. Paul Gis.
Para diagnosticar la presencia de este tipo de cáncer es posible realizar además del examen físico, una endoscopia, biopsias, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas. Y en cuanto a los tratamientos, existen diferentes alternativas farmacológicas que se utilizan junto con la radioterapia, como los anticuerpos monoclonales, que simulan una proteína del sistema inmune que impide el crecimiento de las células cancerígenas.
Además de minimizar los factores de riesgo, es importante estar atento a los signos de alerta, pues de acuerdo con el Dr. Gis, cerca del 70% de los pacientes son diagnosticados con la enfermedad localmente avanzada3, y esto reduce la posibilidad de acción de los tratamientos para alcanzar una cura, y por ende, disminuye la probabilidad de supervivencia del paciente hasta en un 10% en un escenario metastásico durante los próximos cinco años.