El coronavirus y los desafíos para contener una epidemia moderna
La llegada del coronavirus y sus consecuencias, aún impredecibles, dejan en evidencia los retos que tienen las sociedades en un mundo cada vez más interconectado.
Con frecuencia, factores económicos, sociales, culturales y hasta políticos son los que permiten, generan, y difunden epidemias. Esto es claro cuando se habla de epidemias de depresión o de obesidad, pero esto es fácil de olvidar cuando se habla de enfermedades de origen biológico como lo es el coronavirus.
Y es que con la llegada de este nuevo patógeno, queda claro que la salud moderna debe entender la complejidad del mundo contemporáneo si quiere implementar estrategias efectivas. Para darle las herramientas necesarias a los profesionales de la salud para afrontar este tipo de fenómenos, Areandina abrió la primera maestría en epidemiología en modalidad virtual del país.
De cara al coronavirus, estos son algunos de los desafíos que esta disciplina tiene en el mundo contemporáneo:
Regulación de grandes poblaciones en un mundo globalizado
Como una medida extraordinaria para combatir el coronavirus, también conocido como COVID-19, China desplegó la cuarentena más grande de la historia de la humanidad. En una acción sin precedentes, el gobierno de Xi Jinping decidió que 56 millones de personas de Wuhan y doce ciudades cercanas fueran puestas en cuarentena. Por eso, el transporte de salida y entrada de las ciudades está prohibido, las escuelas y colegios están cerrados y las calles están vacías.
Sobre la efectividad de esta acción, Daniel Eslava, Director de la Maestría en Salud Pública y Desarrollo Social de Areandina explica: “Es curioso pero a pesar los grandes desarrollos científicos, en tecnología y en investigación de los últimos años, nos damos cuenta de que una estrategia como una cuarentena, de hace dos o tres siglos, sigue siendo una de las mejores opciones para contener la propagación”.
Sin embargo, ya se ha detectado el virus en otros veintitrés países y el alcalde de Wuhan, Zhou Xianwang, reconoció que cerca de cinco millones de personas habrían abandonado la ciudad antes de que se estableciera esta medida preventiva. Después de todo, según lo registró la Organización de Aviación Civil Internacional en 2018, más de 600 millones de personas salen o llegan a China anualmente.
Investigaciones a través de la colaboración interinstitucional e internacional
Parte esencial de la epidemiología, al igual que cualquier rama de la salud, es ir más allá del diagnóstico y buscar la manera de sanar y prevenir enfermedades. Esto, en el caso del coronavirus, sigue siendo muy difícil. Hasta ahora se sabe que el virus puede causar neumonía aguda, fallas respiratorias y de los riñones, pero hay una gran cantidad de información y detalles que aún se desconocen. Por ejemplo, que tan contagioso es entre personas, cuanto tiempo tarda el periodo de incubación y que tan letal puede llegar a ser.
Además, no existen medicamentos aprobados para tratar cualquier coronavirus, no solo esta variedad. A la fecha, el medicamento Remdesivir da resultados pero tan solo en animales. Tanto en los Estados Unidos como en China hay varios experimentos que adelantan posibles vacunas o medicamentos, pero para que esten listos y que cumplan con los estándares de seguridad necesarios los especialistas pueden tardar meses o años.
Manejo acertado y veraz de la información
El manejo de la información es otro de los retos a enfrentar durante una epidemia. No solo porque tener la información correcta y bien distribuida entre diferentes profesionales de la salud es necesaria para tomar decisiones con rapidez y efectividad, sino porque la cantidad de información que llega sobre la epidemia debe ser filtrada y difundida de la manera correcta. “La epidemiología estudia poblaciones enteras, no solo individuos. Por consiguiente es fundamental desarrollar indicadores epidemiológicos, es decir mecanismos que permitan generar y recolectar datos y cifras, que nos ayuden a entender la naturaleza y propagación de las enfermedades” añade el experto.
Por su parte, los medios de comunicación juegan un papel muy importante al ser los responsables de informar adecuadamente a la población. Una tarea que se hace cada vez más difícil con el flujo de información falsa que circula en las redes. “Si no hay una información adecuada en los medios masivos de comunicación, podemos generar actitudes de pánico que en vez de ayudar a contener las enfermedades, la propaguen aún más. Pero desde que nosotros tengamos información, clara, veraz y precisa los medios pueden ser aliados indiscutibles. De hecho creo que han ayudado a que, hasta ahora, este brote no haya crecido tan rápido como lo puede hacer”.
Regresar a lo fundamental
Si bien todos estos son retos a los que se enfrenta la epidemiología, parte importante de la responsabilidad recae en la ciudadanía. “A veces, sin darnos cuenta, las personas tenemos comportamientos que favorecen la difusión de enfermedades que antes no era epidémicas”. Por eso, Eslava sugiere que lo más importante es tener comportamientos de higiene elementales como lo son lavarse las manos constantemente, evitar estar en lugares muy concurridos, acudir a centros médicos en el caso de presentar síntomas de malestar y promover este tipo de prácticas entre allegados y conocidos.