Familia de San Martín (Cesar), víctima de los autodefensas, será compensada con un nuevo predio
Los actuales ocupantes de la parcela reclamada permanecerán en ella y el Fondo de la URT les comprará a los reclamantes otro terreno de iguales o mejores condiciones al que perdieron.
Los cultivos de arroz, yuca, plátano y la cría de animales de corral, nuevamente serán las actividades a las que se dedicará la familia García Herrera*, luego de que debieron desplazarse de su finca ubicada en la vereda Aguas Blancas, jurisdicción del municipio de San Martín (Cesar), por el conflicto armado.
Una decisión judicial proferida por un magistrado le devolvió la esperanza a esta familia que, desde 1994, estuvo viajando de un lugar a otro, sin arraigo y luchando por su futuro. La presencia de grupos armados, los chantajes de reclutamiento de hijos menores y una amenaza directa contra un miembro de la familia, obligaron a estas personas a abandonar lo que tenían para salvaguardar sus vidas.
“Imagínese lo feliz que estamos, sólo esperamos a que nos entreguen nuevamente la tierrita para sembrar lo mismo que teníamos antes y para que mis papás por fin tengan nuevamente una casa porque desdeque nos tocó abandonar la finca, se la han pasado del “timbo al tambo” detrás de nosotros”, afirmó Clara García*, la beneficiaria que lideró el trámite de la reclamación.
En medio del proceso, los García Herrera* manifestaron no querer regresar a su parcela que, actualmente, está habitada por otra familia. El Tribunal Superior de Cúcuta decidió declarar la buena fe exenta de culpa de los ocupantes y, gracias a esto, permanecerán en las tierras.
“La URT no abandona a los segundos ocupantes. No todas las personas que se encuentran en tierras reclamadas las adquirieron de forma violenta o ilegal; y para estás familias también hay apoyo del Estado”,aseguró Andrés Castro Forero, Director General de la Unidad de Restitución de Tierras (URT).
El Fondo de la URT, con ayuda de los García*, está buscando una parcela de buenas condiciones para que esta familia pueda explotarla de manera adecuada y se convierta en la base de su patrimonio. “Mi papá aun no lo puede creer porque pensó que todo estaba perdido. Ahora me felicita porque no tuve miedo para reclamar lo que nos pertenecía y gracias a la URT tendremos otra vez casa y trabajo. Esto es una bendición”, indicó Clara*.