La Unidad para las Víctimas, con el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), desarrolló medidas de rehabilitación para sanadoras, sanadores y mujeres tinajeras afectados por el conflicto armado, con el ánimo de preservar sus prácticas de curación y otras tradiciones en este corregimiento de Valledupar, Cesar.
Dos medidas de rehabilitación implementó la Unidad para las Víctimas en el corregimiento de Guacoche, de la capital del Cesar, contempladas en el Plan de Reparación Integral y Étnico, que busca el resurgimiento de las comunidades negras asentadas en el norte del departamento y que fueron afectadas por los grupos armados durante varios años.
Una de las medidas fue la edición de 80 vademécum (información detallada sobre medicinas, en este caso naturales) que fueron entregados a los mismos sanadores y a quienes ellos autorizaron, pues consideran que su sabiduría debe ser compartida, más no mal utilizada.
Luego de un exhaustivo trabajo de compilación que incluyó convivencia y entrevistas a las ancianas y ancianos sanadores, la Unidad, con apoyo del PNUD, editó ‘Manos sanadoras de mujeres y hombres de Guacoche’, publicación en la que incluyó los conocimientos de 10 ancianos -3 mujeres y 7 hombres-.
“Nosotros rezamos, curamos con hierbas y estamos siempre dispuestos, pero en el marco del respeto a lo que somos y para nuestras comunidades que representamos”, dijo Alfredo Guillén, un octogenario quien también es especialista en sacar los gusanos o plagas que afectan los cultivos en la zona.
La directora territorial de la Unidad en Cesar – La Guajira, Juana Ramírez Gutiérrez, aseguró que “con el acompañamiento psicosocial para reforzar el nivel colectivo de la importancia de las prácticas de curación ancestrales y tradicionales, lo que buscamos es la preservación de esa medicina natural que imparten estos adultos mayores que conocen la naturaleza y que van legando de generación en generación; estos son los aspectos que enriquecen y mantienen viva una cultura como esta”.
La segunda medida de rehabilitación fue el acompañamiento para el fortalecimiento de algunas celebraciones como el Día de las Madres y el rescate de la labor y sentido de la Mujer Tinajera, dos tradiciones guacocheras que destacan a sus laboriosas mujeres.
Históricamente las mujeres de este corregimiento se han caracterizado por la elaboración de las tinajas a base de barro y arcillas, mientras cumplen como madres con la crianza de sus hijos y son un símbolo de la sana y pacífica resistencia de este pueblo de raza negra ante la arremetida de los armados.
Esta medida de rehabilitación incluyó a 75 mujeres con las que se realizaron varias acciones: transferencia de conocimientos para la elaboración de las tinajas; taller de simbología y decoración de las mismas; dotación de elementos necesarios para adelantar los procesos formativos tales como leña, delantales, barnices y barro extraído de la mina de Guacoche; proceso de reparación psicosocial en articulación con la estrategia Entrelazando, con enfoque de género y, trabajo sobre la memoria de la mujer tinajera y la dignificación de su roll.