La pregunta del millón: ¿Ajá y tú por quién vas a votar?

Por. Eduardo Santos Ortega Vergara

El tema es de obligada atención, se habla en el supermercado, en las universidades, en la plaza del pueblo, en el hospital. Se habla de esto con la familia y los amigos, con el desprevenido transeúnte, el «man del taxi» el mecánico, el doctor del hospital; el abogado, el moto taxistas; el hábil político que ganó, y también el que perdió. Todos hablamos de ello, hasta incluso el que con abstención también juega un papel importante en el futuro del país; el tema obligado y la pregunta del millón. ¿Ajá y tú por quién vas a votar? Y comienza el análisis, «todos» nos convertimos en expertos analistas y gurú político. Se esgrimen argumentos de profundo sentido, las razones por las cuales Duque «es el que es». Mil razones para creer que Petro es «la panacea a todos los males de corrupción que hay en el país». La izquierda y la derecha en franca lid, y el centro, supuesto centro que pocos sabemos que significa y que encarnan De la Calle, Vargas Lleras y Fajardo, esto con la justificación de no ser responsables de la polarización en la que está sumida nuestra patria. Todos ellos con su programa muy bien concebido y aprendido de tal manera que lo recitan tan bien, como recita Leonardi Pérez los poemas de Neruda.

Todos son expertos, inteligentes, tienen condiciones pero… el pero es obviamente del analista que enmarca su pensamiento en la referencia que hace del candidato que no es de su gusto; “ese es bueno, pero el mío es mejor”. Unos son títeres, los otros titiriteros. Ya no se puede hablar de partidos, el trapo rojo o azul, no existe. La bandera política de los candidatos, sea cual sea, tiene más colores que la bandera de identidad de los señores y/o señoras que pertenecen a la comunidad LGBT. El escepticismo ronda todos los análisis, el miedo a seguir en lo mismo, nos hace pensar en los candidatos que hay. Cuál es la mejor opción. Jummm.

Votar por quién no se debe votar, es una acción que nadie quiere asumir, pero todos también se quieren embarcar en el tren del triunfo, esa dualidad es nefasta para la acción comprometida y diáfana; todos quieren ganar y creen tener la razón, como si eso solucionara la vaina. Nos empuja el sentimiento de impotencia a revisar la historia, nefasta historia política que nos enrostra en la cara, los tumbos que hemos venido dando en la selección de los líderes que no han sido los mejores en el tema de dirección y avance del país. Todos conocemos al detalle los casos de corrupción y esa parte nos obliga a cobijarnos con el manto del miedo al continuismo.

¿Ajá y tú por quién vas a votar? Ronda la pregunta, unos por Petro, otros por Duque, otros más por Vargas Lleras, como Iván Ochoa. Fajardo, De la Calle, en fin. El tejido social en Colombia está descompuesto: los niños víctimas de salvajes y sádicos, cada día hay más casos de niños abusados; el padre y el hijo matándose sin razón o quién sabe si las tengan; los hermanos llenos de odios entre sí, increíble. Los niños de La Guajira muriéndose de sed y de hambre. El despilfarro de Reficar, los sobornos de Odebrecht. Y un millón de cosas más. ¿Hacia dónde vamos? ¿Será que ya tocamos fondo?

Y desde acá, de la esquina de las preguntas, donde florecen tantos interrogantes, comenzamos a pensar en voz alta: ¿Será Vargas Lleras con su poco de casas, será Fajardo y Mockus con su cultura ciudadana; Acaso Duque con su mano firme y corazón grande; es quizás Petro con su Colombia Humana o De La Calle con su paz o pasividad, Viviane Morales que ya no está, la señora del turbante, Piedad Córdoba que está y no está? como los candidatos de las Farc’s que se mueren de hambre para presionar su inocencia Esta política en Colombia tiene unos matices fuertes, que nos llama al orden en el sentido de la aceptación del respeto y la diferencia.

Somos hermanos, hijos del mismo pueblo, con las necesidades que nos golpean a todos. El llamado a la cordura, al buen dialogo, a apoyarnos en las buenas y en las no tan buenas, a darnos un abrazo en las angustias y también en los logros y alegría. De eso se trata la vida. A los jóvenes de cualquier partido e ideología, bien por participar; es justo y bien visto que ustedes enarbolen la bandera de la iniciativa y el interés. Sin ustedes no hay cambio y el cambio es necesario; hay que seguir trabajando para lograr por fin un país sano, con educación, incluyente, sin corrupción, es lo que nos merecemos, ya está bueno. A todas estas ¿Tú, por quién vas a votar?
Toma conciencia y vota bien… Sólo Eso.