Festival vallenato, un sentimiento grabado en el alma
Por: Ramón Alberto Soto
Cuando estamos en las goteras de la edición número 51 del Festival de la Leyenda Vallenata y, cuando se cumplen los primeros 50 años, de que ese negro (mojino) como salido del palenque, se terciara su acordeón y, viniera al festival a “exhibirse”, como le dijo a la fondera de Rincón Hondo, pueblo donde se bajó a tomarse una gaseosa, después de su correría por los pueblos de la costa y, esta señora le espetara tajantemente, después de preguntarle, que para donde iba.
“Usted manda guevo (Con G) que va a buscar a ese festival, donde va a estar, Duran, y Luis Enrique Martínez”.
Pues si señores, el negro se exhibió delante de los grandes y, voltio cola para su pueblo, nada más nada menos que con la corona del 1er Rey de la Leyenda Vallenata.
Desde entonces, nació esa pasión que año tras año, transporta al hombre caribe, al mundo mágico, de letras, versos y cantos, acompañando; merengue, paseos, sones y puyas, que durante más de una semana nos pone a todos en modo vallenato total.
Pero ahora no solo somos los caribeños, son los santandereanos que hora nos pelean codo a codo, que ciudad suena más el vallenato, (Bucaramanga o Valledupar), los ocañeros, cachacos, boyacenses y paisas, los que darían cualquier cosa por estar presentes, en el mundo mágico del macondo, que nos deleita con los más granado del folklor, que año tras año, se da cita en la ciudad de los Santos Reyes, Valledupar.
También miles de turistas de Venezuela, Ecuador, Perú; el caribe, Estado Unidos y varios países europeos, a donde han llegado las notas impregnadas de esa magias que traspasa el alma y, mueve el sentimiento nacionalista, sobre todo si estas lejos de la patria.
51 Edición, Homenaje a Carlos Vives..
Es tan desbordante lo que mueve el festival, que ya no solo es el encuentro de juglares, acordeoneros, cantores y verseadores, acordeoneros en todas las categorías, sino la vitrina turística más importante de Colombia en estos días.
Por ello, el homenaje a Carlos Vives, se convierte en el atractivo turístico de moda en Colombia, amén de los miles de fanáticos de los artistas nacionales e internacionales, que viene de todos los destinos, con el solo objetivo de estar presente en el concierto de sus ídolos, interpretando canciones inéditas o concursando para l rey profesional.
Es además el querer escuchar de viva voz a los autores de esas poesías, cantos y versos, otro de los atractivos del visitante, ver cantar a Rafael Manjarrez, (autor del himno folklórico del
festival), “Ausencia Sentimental” Sergio Moya Molina, Rosendo Romero, Adolfo Pacheco, Lucho Egurrola, El Yeyo Nuñez, Nacho Urbina, Ivan Ovalle, entreo otros
Honores para un grande..
Al Maestro de maestros Rumualdo Brito, el Congreso de la Republica, le entregara los honores, con la máxima distinción de la democracia colombiana; con la Cruz de Gran Caballero en el marco de este extraordinario concierto que ya es famoso en toda la región.
Si señores, esto es el festival, que tan bien es gastronomía, cultura ancestral con las legendarias cargas (base de la tradición y de cuyo nombre toma su razón de presentación el festival) La Leyenda Vallenata. Además de los innumerables actos culturales, muestras pictóricas, conversatorios, talleres, foros y el arte de la región de la Provincia de Padilla, presente en todos los lugares por donde anduviere en visitante.
El Tatuaje en el alma vallenata..
Ya comienza el festival,vinieron a invitarme/ya se van los provincianos que estudian conmigo/ayer tarde que volvieron preferi negarme pa’ no tene que contarle a nadien mis motivos/yo que me muero por ir y es mi deber quedarme /me quedo en la capital por cosas del destino
Desde 1986, año en que conocimos esta canción de Rafael Manjarrez y por demás ganadora de ese festival, se institucionalizo, por querer de la gente, como el himno del Festival.
Y es esa magia que lleva por dentro el poeta, como las aguas de la Sierra Nevada, la sabia que alimenta el alma vallenata, para cultivar en la mente, semejante trozo de historia, canto y poesía, que se quedó para siempre entre los amantes del folklor.
Solo el poeta tiene la virtud de transmitirnos en sus letras, ese sentimiento, de amor, despecho y alegría, con cada nota, con cada verso, que nos hace vivir como propia, cada una de las canciones, que nos traen recuerdos, vivir una situación o irradiar la alegría del parrandero.
Un Canción hecha por un muchacho, en la fría capital, (Bogota) desbordante de sentimientos y nostalgias, por no poder venir a compartir con sus compañeros de infancia, colegio y colegas compositores, el embrujo de volver al festival. Es lo que hace que Rafa Manjarrez, se despache con semejante trozo de historia de vida, que al sentirla, cada vez que pisa el mes de abril, nos apropiamos de ella, de su nostalgia y la cantamos a viva voz, y hasta con unos embellecedores encima, a todo pulmón, “Ausencia sentimental”.
Pero no solamente es ponerse en la piel de Manjarrez y su extraordinaria poesía, sino que se necesitaba un transmisor, del sentimiento, de la magia, que no bajara una línea, que al llegar produjera, lo que dice ampara Grisales, ”Me erice”, bueno acá, decimos, se me ponen los pelos de punta. Porque ese transmisor, le puso encanto, voz, cuerpo y color; al fraseo de cada nota, hermosa entonación, dicción y afinación, el Maestro Silvio Brito “La Voz Morena del Vallenato”
VIVENCIAS….Natalia y su combo…
Y es que no solamente es sentirlo, es vivirlo de lejos y dices: “nojoda Manjarez, me jodiste”, y mamarte el pretinazo, a solas, en casa, oficina o en la calle, si suena ese “piazo e canción”, como diría el guajiro y, tener que vivir la nostalgia, porque no pudiste venir al festival, “Por lo que sea” como dice Ospino Canavate.
Pero si Dios y la fortuna te dan ese privilegio, como a mí que en la terminal de Bogotá, con todos los buses hasta las tetas, porque no hay pal avión, allí te encuentras con Nata y su grupo de amigos e invitados que viene pal festival, guitarras, cajas, guacharacas y acordeones, hacen parte de su equipaje, el corazón late, cuando te dicen que van a enviar buses adicionales por que ya todo está vendido.
Natalia es una hermosa mujer vallenata, que canta de forma extraordinaria cualquier canción vallenata y muchos más si es un clásico, como los que ella sabe interpretar, con sentimiento, cadencia y una afinación sensacional en la voz.
Pues ahí se embarca ese grupo de entusiastas nativos y cachacales ávidos de llegar al valle lo antes posible, en las primeras de cambio, el grupo interpreta canciones de moda para alegrar los compañeros de viaje y entre aplausos y canciones, el grupo cae rendido a la media noche.
Pero cuando son las 5 de la mañana y pasando por san Alberto y su standarte de Banderas, como la puerta de entrada al Caribe, estalla la bullaranga, como para una mentada de madre, con los que veníamos durmiendo. Pero nada todos veníamos pal festival y los único que se escucho fue; palmas y este canto…
Pero yo vuelvo al valle/voy a hurtado y me encuentro con todos y voy a jardines de ecce homo/quiero a Hector visitar veo mi negra del alma/que al ausente la distancia espera ante todo firme persevera/el gusto de mi mama…
Hasta que alguien dijo, nojodaaa dejen dormir….Risaaass..
8 de la mañana y parada en Curumani, y ahí si te acabaste cabe e vela.. Después de un suculento desayuno y entrando por San Roque a Nata y su banda no hubo quien los contuviera. No sé cuántas veces sonaron las interpretaciones de la canción de Manjarrez, combinada de lo más granado del cancionero de los clásicos del vallenato, no se quedó nadie, sin oír su canción preferida, o cantarse un pedacito de su complacencia musical.
Al llegar a la paz… ya vamos llegando / me voy acercando / no veo la santa hora de estar allá,… se interpreta esta canción, que nació para un vallenato y termino en ritmo de salsa.
5 minutos después, el sonoro aplauso para la tripulación, por traernos, sanos, felices y contentos al Festival Vallenato…